¿Qué esperar del nuevo escenario?

El médico veterinario Jorge Brunori, referente de INTA Marcos Juárez realiza en exclusiva para TodoCerdos un exhaustivo análisis de la situación de la porcicultura argentina en tiempos de transición. Entre balances y proyecciones, enumera los flancos débiles del sector y los caminos posibles para su fortalecimiento

jorge-brunori¿Cuál es el balance del año para la producción porcina?

Jorge Brunori: El año no fue distinto de los últimos años. Desde 2009 a esta parte hubo dos periodos cada año. Un primer semestre complicado, en especial para los pequeños y medianos productores, donde hubo una caída de precios, una retracción en la demanda, y por ende una mayor dificultad para colocar animales. Eso se dio de marzo hasta julio, y después hubo una recomposición del consumo interno en el país, producto de que alguna variable se acomodó en el segundo semestre, y por último, estamos terminando el año con un buen precio y con una demanda sostenida. Por supuesto que no es menor que además este año incluye al final un cambio en la política del país que va a generar alguna incertidumbre para lo que viene. Dentro de eso tenemos algunas certezas con los quites de retenciones a los granos que constituyen el alimento de los cerdos, y el 60-70% de los costos. Lo que va a aumentar el costo total de producción en un orden estimado de un 20-30%. Seguramente tendrá que acomodarse el precio del cerdo. Si hubiera una devaluación también impactaría. Generaría un aumento en el costo de la materia prima. Todo depende de cuánto se devalúe, cuánto se quite de retenciones y de cuánto se acomode el cerdo en los próximos meses a este cambio.

En los sistemas eficientes, ¿habría margen para resistir el impacto?

J.B: Los sistemas medianamente eficientes van a poder absorber parte de este costo. No todo. Por eso es importante el movimiento en el precio del capón, que seguramente se va a dar, pero sí, por supuesto que mientras más eficiente es el sistema, más se juega con la rentabilidad. Hoy no estamos hablando de un precio caído del cerdo, estamos en $14-$15/Kg. Cuando uno trabaja en la eficiencia, trabaja fundamentalmente en la conversión. Entonces, cuando uno tiene un criadero con una conversión de 3,300 Kg o menos por cada kilo producido, esa rentabilidad es mayor y, por lo tanto, el impacto de esta situación es mucho menor que en un criadero donde la conversión es más alta por ineficiencia. Donde la rentabilidad es ajustada, se va a ver más comprometido.

Más allá de estos vaivenes del contexto económico, lo concreto es que hay que seguir trabajando dentro de la granja para ajustar, ¿Por dónde crees que hay que empezar a atacar?

J.B: Creo que es un paquete de cosas. Si uno le pone toda la atención a una sola cosa seguro se estaría equivocando. Si nos salimos de lo que tradicionalmente se está haciendo hoy en todos los estratos productivos en la Argentina ha habido avances en la alimentación, en genética. Argentina tiene una excelente calidad animal y eso implica que hubo cambios en esos aspectos. Creo que estamos empezando a definir claramente cuáles son las alternativas en los sistemas de producción. Lo que me parece que nos está faltando es la gestión, fundamentalmente en el pequeño y mediano productor.

En una granja pequeña o mediana, ¿Qué implicaría la gestión?

J.B: La gestión es precisamente tener herramientas para estos momentos complicados. Son herramientas de diagnóstico, de detección de puntos críticos, de ver por dónde se nos está escapando la eficiencia del sistema, para poder corregirlos rápidamente, para monitorear en diferentes cambios de escenario, esa visión empresarial que muchas veces la tiene el de mayor volumen y le falta a los pequeños y medianos productores, que es sumamente importante. También creo que es necesario incorporar la figura del asesor en los pequeños y medianos productores, un operario capacitado también. Son herramientas que se han descuidado y hacen mucho a la eficiencia, y a eso por supuesto que hay que sumarle el trabajo asociativo que a mi entender es la herramienta fundamental para buscar la escala, que es la que nos permite afrontar mucho mejor estos escenarios. Cuando el mercado del cerdo se complica la escala es necesaria, cuando los costos suben, la compra de insumos en conjunto, las estrategias productivas como alimentos balanceados, o la inseminación artificial en conjunto; son todas herramientas que nos van a permitir amortiguar estos cambios de escenario. Los cambios de escenario que estamos viviendo no son ciclos. Eso tiene que quedar claro. No son cambios para asustarse. Son momentos que vienen producto de los cambios en la política económica de un país y que después se normaliza y se acomoda.

Hay un tema que da vueltas permanentemente y es la capacitación del operario ¿Qué creés que falta?

J.B: El concepto que tenemos de la capacitación cuando uno arma una jornada es un concepto equivocado, porque no estamos capacitando. Estamos debatiendo, analizando y buscando herramientas que después nos permitan generar ámbitos de capacitación reales. Creo que hoy el escenario del sector, lo que demanda hacia los profesionales, hacia el mismo productor, hacia el operario, a las instituciones como INTA, las universidades y los medios de comunicación; es un ámbito donde podamos poner el marcha estrategias de capacitación diferentes de las que veníamos utilizando. Hoy un profesional necesita saber gestionar un establecimiento, conocer los indicadores, hacer un proyecto de inversión, poder generar un proyecto para financiamiento y todas esas cuestiones que no son las clásicas capacitaciones en los temas básicos de la producción. El profesional lo necesita para poder acompañar a un productor hacia la sostenibilidad productiva. Eso es un ambiente que nos falta, que quizá existe en las organizaciones que nuclean a los grandes establecimientos, como GITEP, pero no hay un ámbito donde lo podamos desarrollar para los pequeños y medianos; y es una demanda importante.

Un tema que ustedes han elevado fuertemente en la agenda del porcicultor es efluentes. ¿Es un tema que lo debe evaluar cualquier escala?

J.B: Efluentes no tiene escala. Lo que sí pasa es que uno puede manejar diferentes tipos de requerimientos ambientales, el respeto por la comunidad que rodea a los criaderos. Cuando uno habla de criaderos de 10, 20 o 30 madres, hablamos de efluentes sólidos, de control de roedores y de moscas, de ubicación en cercanía de la población; pero cuando hablamos de criaderos de mayor volumen, también hablamos de estos temas pero le sumamos el manejo de efluente líquido, cómo tratarlo, qué hacer con eso, cómo responder a la legislación ambiental, etc. Pero no es un tema que haga a la escala, sino a la cadena porcina en general. Hoy somos una producción seria, no somos una actividad secundaria, somos la tercer carne consumida, estamos creciendo como producción, nos estamos consolidando, y por lo tanto esa consolidación, esa maduración, ese crecimiento, trae como problemática la tecnificación, la intensificación, y el respeto por el medio ambiente y por la sociedad, que siempre lo tenemos que tener y que hoy nos mira de otra manera. Entonces hay que hablar de ambiente, de inocuidad alimentaria, de convivencia; de temas que no hacen a la escala sino a la producción en general.

Argentina exportadora de carne de cerdo. ¿Ves algún segmento de la producción mirando hacia el mercado internacional?

J.B: Estoy convencido de que Argentina se va a transformar en el mediano plazo en uno de los  exportadores más importantes. Es una necesidad del sector. Pero si uno analiza por ejemplo la Asociación de Productores Porcinos que viene trabajando esta temática, se ha convocado una mesa de exportadores con grandes empresas, que son los que más preparados están para exportar y se han comprometido a los mercados que hoy tenemos abiertos a destinar por lo menos una pequeña parte de su producción a la exportación, eso es algo que tenemos que desarrollar, que nos va a permitir dos aspectos positivos. El primero de todos, que vamos a estar en una actividad que no solamente generamos para el consumo interno sino que generamos divisas para el país a través de un mercado de exportación. Nos permite integrar más la red y tener menos desperdicio, y nos permite fundamentalmente aprovechar nuestras condiciones agroecológicas. No puede ser que Argentina esté destinando casi el 1,5-2% de los granos que se utilizan en la alimentación porcina a transformarlo en carne de cerdo. Eso es lujo que nos estamos dando, que en otros países no se lo pueden dar. Hoy somos el 0,10% de la exportación mundial. Si nos comparamos con Chile, que es el sexto exportador mundial, con 165 mil toneladas y nosotros exportamos 7.500 toneladas de producto de muy poco valor. Entonces ese es un escenario que, con nuestras condiciones, lo tenemos que desarrollar, consolidar y tener en el futuro un mercado interno creciente y un mercado de exportación también en desarrollo.

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